Algunas imágenes de Alicante

miércoles, 2 de abril de 2008

Princesa


No le digáis a los caracoles que
me gusta vestir de princesa antigua
deshacer mi trenza y trenzar la escala
para que se ascienda, peldaño a peldaño,
sin miedo al cadalso, ni al trueno, ni al rayo
mi amado por ella.
Y besar la luna y gemir al trueno y abrazar al rayo.
Y que no se enteren ni los caracoles, aunque bien pensado
¿ a mí que me importa que ya no se lleve ?
como soy Princesa lo ordeno y lo mando
¿ no dictan los reyes Reales Decretos?
Pues eso.

Abandono




Viniste , abrazo y sal,
de tí me hice brizna , lágrima y lluvia.
Sólo tú, mar de mío tan amado
aciertas la pequeñez de la vida.
Y en tí, recalo.

De cómo me convertí en fantasma.


Todo fue porque yo no abrí el paraguas, de eso estoy segura
y lo estoy porque no llevaba.
Y me calaron tanto las risas, la bohemia de la aurora,
la rodilla flexionada al comienzo de la danza en mitad de la alameda,
el esguince en la palabra, - cóctel de abecedarios avistando el horizonte –
que dejé tan empapada, tan húmeda esta boca mía
que me hice transparente, como el agua, como llaga, como nada.
Y me convertí en fantasma.
Mejor, así me paseo sin tropiezos, podré ceder las paredes,
ser hielo, jade y si me apuran, montar en una avioneta sin pasaje,
sin billete que me obligue a horas de ida y vuelta.

martes, 1 de abril de 2008

De mar y trigo



Incandescente azul paja de mar,
mies en ciernes al desove del molino,
rueda y piedra, ola y ola y otra ola
que se le ha perdido al río.
De mar y trigo... de mar y trigo...
Como la amaranta , oblongas la cresta de tus espumas,
borbollones carmesíes, mar...
¡ ay mar, que tibio te me defines entre amapolas y azules
! acaríñame las sienes, mar... ¡ ay, mar... !
que me duele la llovizna con que se despierta alba sóla,
hendida de sol naciente, incomprensible... infinita.

Carta a Gloria Fuertes


Mi querida Gloria:
Tengo necesidad de ti, de contarte que siento la una metida en la luna, las siete a mi lado mientras desayuno harina de amapolas junto a los mendigos… junto a los mendigos aprendo a las nueve que dar buenos días a quien los merece suman siete y tres. Que pintar paredes con la mano tuerta mientras el chaval te besa es tan divertido como ver la cara de aquel que te besa mientras pintas pinos con la mano tuerta. Que sigo el consejo de Beber en Hilos ¡ Ah¡ y que ya he Atado el Bigote al Tigre. Hasta siempre amiga ¿sabes? me llaman “no cuerda” Y una mirada de ternura se ha cosido a mi bolsillo.
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Carta a Gloria Fuertes (Después de leerla por millonésima vez)
(Beber agua de Hilos y Atando los Bigotes al Tigre, hacen referencia a sendas obras de Gloria Fuertes)

Entre Mark Knopfler y Montmartre




Te presiento como moscarda en estío zumbándome las orejas,
ni haces, ni dejas hacer el amor a la pata coja, si es el gusto,
comes, ni dejas comer sandías en el rincón más abrupto de la luna,
ni bebes, ni dejas beber el mosto dulzón, caliente de las uvas en Abril.
Vas cosiendo los harapos de tus muecas a la sombra de este nombre
que no es nada y nada esconde, nada trueca por derivar el pronombre NOS,
de plural a singular.
Mientras tanto las baladas de Mark Knopfler se deslizan por las rejas
de esta vida en NOS tan plena.
Lo siento por vos, O´Hara, el ocaso y la colina forman la figura exacta,
¿ qué tal un Clark Gable como límite al teatro?
Si permites, hay unos cuantos dedos que apoyan la fuerza de la sonrisa.
Y los quiero.
Necesito líneas abiertas sin fonos colgando hipos a las luces de Montmartre.

Y hablamos de eso que sólo hablan los amigos

Te dije que quería contarte algunas cosas
y tomaste el air-bus de aquel albatros
( business-class, y viento a la deriva )
templó sus alas en suave aterrizaje, allí, donde la roca
tuerce el rumbo y hace gemir la cresta de las olas.

Y hablamos de eso que hablan los amigos,
del nombre de las cosas, del pan y la palabra,
y mientras te mostré la roca de las cinco,
en pura comunión de sal y agua, sangrante por la ausencia,
erguida como un sol, orgullo y savia de aquel que sabe
sólo él – a que se saben los dedos despistando la palabra
y ver si saben sólo a beso.

Te fuiste, caro amigo, esperando en el andén de las gaviotas
uno, dos y tres graznidos, primer vagón y un chu-chu,
como de risas de esas que sólo hablan los amigos.